viernes, 25 de julio de 2008

Un poco de pasta basta


Lo primero que tengo que hacer en este artículo es reconocer que no entiendo de pasta italiana. Digo esto porque, aunque he probado distintos tipos, no logro observar tanta diferencia entre la pasta italiana seca y la española. En cambio, los aficionados a lo italiano la descubren enseguida.

Realmente, lo único que realmente me impresiona de la pasta italiana es la gama tan variada de la que disponen, en formas, colores y adiciones. La última que he probado, por ejemplo, es de "Limone&Pepe", y está francamente buena, aunque siempre tengo la sensación de que el sabor añadido prácticamente se diluye en la cocción.

Los que saben de pasta coinciden en que las pastas más comerciales españolas, incluida la versión en pasta fresca, dejan mucho que desear. Probablemente sí. Pero hasta hace no mucho nadie se quejaba, quizás porque se interpretaba la pasta como una comida básica, en la que no cabían muchas posibilidades de convertir en algo excepcional. Su bajo precio también ha contribuido a ello, haciendo que muchos la minusvalorasen.

Yo voy a recomendar una magnífica pasta italiana, unos fideos de sémola de grano duro, que por su forma y sabor sirven igual para una fideuá que para consumirla con mantequilla y orégano. Es de la marca Rustichella d´abruzzo, y la verdad es que es de lo mejor que he probado en cuanto a pasta sin sabor añadido. Otro día hablaremos del nero di sepia, o del macaroni peperoncino, productos de pasta con sabor añadido que tanto han revolucionado este mundo pero que tan poco (en mi humilde opinión) aportan a la tradición de la buena pasta clásica. De momento probad ésta y me contáis.